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La Homeopatía en el tratamiento del COVID persistente

Por Dr. Guillermo Basauri

El COVID persistente o Long COVID es una situación clínica aún no muy bien definida ni entendida pero que está afectando a un número importante de personas que han sufrido esta enfermedad.

Hasta tal punto llegan las incertidumbres sobre este cuadro clínico que, en estos días en los que me encuentro escribiendo este texto, ha aparecido un artículo en prensa haciéndose eco de un estudio publicado recientemente en el que se plantea que el COVID persistente tenga más que ver con algo psicológico que propiamente físico y relacionado con la infección.

En el citado artículo se pregunta:

“¿El Covid persistente es sobre todo psicológico? Esta sugerencia de un reciente estudio indigna a los enfermos y recibió numerosas críticas científicas por la metodología empleada, poniendo de relieve las incógnitas que rodean esta enfermedad.

El estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA), una de las principales revistas médicas en el mundo, afirma que estos síntomas “podrían frecuentemente estar asociados a la creencia de estar infectado” del virus.

Es decir, el Covid persistente sería una cuestión psicológica, no una secuela física del contagio.

El estudio, coordinado por Cédric Lemogne, jefe del servicio psiquiátrico del hospital Hôtel-Dieu de París, se centró en casi 27.000 personas atendidas durante meses por la sanidad pública francesa para estudiar los múltiples efectos del Covid”.

En este contexto la homeopatía, con su visión global e individualizada de cada paciente, puede ser una terapéutica de gran valor en el tratamiento y cuidado de estos pacientes.

¿Qué es la COVID persistente?

Aunque aún no existe un consenso global sobre la definición de esta situación clínica por la que algunos pacientes están pasando tras sufrir la infección aguda, algunas entidades y organismos a nivel internacional están intentando definir este proceso y diferenciarlo de otras situaciones que también se asocian a esta enfermedad.

Así, lo primero que habría que diferenciar es entre:

  • COVID agudo. Signos y síntomas que aparecen en los pacientes tras el contagio.
  • Post COVID o secuelas de la COVID.  Son las secuelas que persisten en pacientes que han sufrido una fase aguda severa, incluso con hospitalización, y que se derivan de los daños físicos que han podido dejar las complicaciones del proceso en los pacientes. Estas secuelas comienzan a mostrarse una vez que la enfermedad aguda ha dejado de manifestarse.

Estos pacientes suelen ser, preferentemente, varones de más de 70 años con enfermedades diagnosticadas antes de sufrir la fase aguda de la COVID.

  • COVID persistente o long COVID.  Se denomina así al conjunto de signos y síntomas que sufren los pacientes que han pasado la enfermedad aguda y que se pueden prolongar pasadas 4 e incluso 12 semanas. En este caso predominan las mujeres de mediana edad sin problemas de salud previos a la infección aguda.

Además, en estos pacientes lo que se observa es que es mucho más difícil definir cuándo el cuadro agudo se ha curado pues los síntomas y signos de la COVID permanente, en muchas ocasiones, se solapan con el final de la fase aguda.

Así que podríamos definir el long COVID como un síndrome multiorgánico, pues como veremos puede afectar a distintos niveles del organismo, caracterizado por la persistencia de signos y síntomas más allá de 4-12 semanas tras sufrir el cuadro agudo, sin la existencia de otra enfermedad en el paciente que justifique ninguno de estos síntomas.

Estos signos y síntomas que el paciente padece suelen manifestarse en forma de brotes, con momentos en los que pueden remitir para aparecer de nuevo en el tiempo.

Se estima que su incidencia está en alrededor de un 10% de los afectados por la enfermedad aguda y parece ser independiente de la gravedad con la que la persona haya cursado esta fase.

¿Por qué se produce la COVID persistente?

No se conoce la razón por la que algunos pacientes desarrollan este síndrome. Se especula con diferentes explicaciones en base a respuestas inmunológicas particulares, persistencia del virus en algunos pacientes, persistencia de anticuerpos que afecten al sistema inmunitario e incluso se habla de aspectos metabólicos y de la implicación de la microbiota intestinal.

Signos y síntomas de la COVID permanente

Como se recoge en esta infografía1 y como ya comentábamos anteriormente, la afectación de este síndrome puede manifestarse en toda la economía de nuestro organismo.

Tenido esto en cuenta, diremos que las manifestaciones por las que con mayor frecuencia consultan los pacientes, por orden de mayor a menor, serían:

  • Cansancio y malestar general.
  • Dolor de cabeza.
  • Ansiedad y bajo estado de ánimo.
  • Pérdida de memoria y problemas de concentración.
  • Fiebre.
  • Dolor muscular y articular.
  • Fatiga respiratoria y tos.
  • Diarreas y problemas digestivos.
  • Taquicardias y palpitaciones.

Otros síntomas frecuentes, aunque no en la proporción de los anteriores, son presión en el pecho, pérdida del gusto y del olfato, alteración del sueño, pérdida del apetito o adelgazamiento. Y también parece que se está viendo un aumento en la reaparición de brotes de herpes zóster.

Todos estos signos y síntomas pueden provocar en los pacientes un grado más o menos intenso de discapacidad a la hora de atender las actividades cotidianas. De hecho se estima que:

  • 75% refieren dificultades para mantener su vida de ocio.
  • 72% presentan discapacidad en su vida laboral.
  • 70% lo hacen en relación con sus obligaciones familiares y domésticas.
  • 30% llegan incluso a presentar limitaciones en relación a su aseo personal.

Homeopatía en el tratamiento de la COVID persistente

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en su Guía Clínica para la atención al paciente Long COVID / COVID persistente, con fecha del 01/05/2021, expone de forma exhaustiva el abordaje convencional de estos pacientes por lo que no me entretendré en este aspecto y remito a dicho texto a quien tenga interés en ese sentido.

Algo que siempre me ha parecido fascinante de la homeopatía como terapéutica, desde que la conocí, es su versatilidad y su capacidad de abordar un mismo problema desde diferentes ángulos. Y a la hora de intentar ayudar a los pacientes con Long COVID es algo que puede resultar especialmente útil, dada la complejidad y el desconocimiento, como no podría ser de otra manera en una situación clínica tan nueva, que envuelven aún a esta dolencia.

Cuando atendemos a un paciente con cualquier proceso crónico siempre hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta a la hora de prescribir un tratamiento homeopático: quién es la persona que está desarrollando la enfermedad y de qué manera particular esa enfermedad se está manifestando en ese paciente en concreto.

No todos los pacientes reumáticos o que padezcan una EPOC van a tener el mismo perfil personal ni van a manifestar los mismos signos y síntomas. Habrá pacientes de complexión más bien atlética, expansivos, calurosos y congestivos, a los que los cambios climáticos no les afecte en su enfermedad y, en cambio, otras personas tendrán sobrepeso con tendencia a la acumulación de líquidos, serán frioleras y muy sensibles a la humedad y a los cambios del tiempo.

Es decir, siempre tras el diagnóstico de una enfermedad se encuentra la realidad individual de la persona que la sufre y de la manera de hacerlo y eso es el eje central del abordaje homeopático. Y en el COVID permanente no podría ser de otra manera.

En este post ya explicaba cómo la homeopatía desarrolla toda la dimensión biopsicosocial de la medicina al entender el terreno del paciente como esa realidad física (su complexión, sus enfermedades actuales y pasadas, sus “puntos débiles y fuertes” a nivel orgánico), emocional, mental, comportamental y relacional, que lo definen como persona.

Desde este ángulo contamos con medicamentos homeopáticos que ayudarán a cada paciente a mejorar su capacidad de adaptación y a estimular todos sus recursos de reequilibrio y sanación, que son inmensos cuando somos capaces de ponerlos en marcha.

Este nivel de acción, el del terreno de cada persona, es fundamental en el abordaje de cualquier paciente que presente una situación clínica de carácter crónico, Y, ojo, crónico no significa incurable o irreversible sino, tan solo, que está durando en el tiempo más de lo deseable. Es decir, todas las enfermedades incurables son crónicas pero no todas las enfermedades crónicas son incurables. Yo puedo estar sufriendo una lumbociática durante más de un año hasta que damos con el tratamiento adecuado y mi dolor desaparece.

En Hablando de Homeopatía hemos descrito ya algunos medicamentos homeopáticos como SULFUR, SILÍCEA, ARNICA, PHOSPHORUS, CALCÁREA CARBÓNICA, APIS, RHUS TOXICODENDRON, KALIUM CARBONICUM, STAPHYSAGRIA o LYCOPODIUM que puede darnos una idea de lo que significa el abordaje individual del terreno de cada paciente.

Pero además, cada persona desde su terreno particular va a manifestar la enfermedad de una manera única que también tendremos que valorar para aconsejar los medicamentos homeopáticos que se adapten a su caso.

Veíamos cómo el cansancio, la cefalea, los dolores musculares y articulares, la tristeza y la ansiedad o la fiebre, eran algunos de los síntomas más frecuentes en estas personas. Pero no a todos los pacientes van a afectarles de la misma manera, incluso algunos combinarán cansancio con fiebre, otros cansancio con cefaleas y dolores de cuello y otros taquicardias con tos persistente, por ejemplo.

Algunos medicamentos homeopáticos que podremos usar en estos pacientes serían:

  • AVENA SATIVA. El paciente refiere un agotamiento nervioso con dificultad para pensar y concentrarse. Está triste, melancólico e irritable. Puede presentar problemas de sueño y dolores de cabeza con sensación de ardor en la coronilla y que irradian hacia el cuello.
  • PICRICUM ACIDUM. Son personas con un agotamiento profundo que solo buscan acostarse y descansar. Este cuadro de postración suele acompañarse de un estado emocional de profunda tristeza y desánimo. El más mínimo esfuerzo intelectual les provoca cefaleas.
  • SEPIA. Serán también pacientes abatidos y desanimados los que se beneficien de este medicamento. Tienden a aislarse y a sentirse malhumorados por casi cualquier cosa. Algo que los define es que, en general, su cansancio y su estado de ánimo mejora notablemente con el ejercicio intenso; la actividad física les estimula.
  • CHINA. Este será un medicamento interesante para pacientes cansados, pálidos, con tendencia a los mareos y desfallecimientos. El cuadro puede acompañarse de cefaleas y es muy frecuente que se relacione con episodios donde el paciente haya sufrido pérdidas importantes de líquidos orgánicos, como suele ocurrir con las diarreas y las fiebres.
  • KALIUM PHOSPHORICUM. Es uno de los medicamentos homeopáticos que más utilizo en los casos de cansancio mental. La persona se queja de un estado de agotamiento mental con desánimo e irritabilidad. No puede concentrase y nota que su memoria falla. Mejora comiendo, paseando al aire libre y con actividades que le estimulen. Puede sufrir de dolores de cabeza occipitales y de problemas para dormir.
  • ACIDUM PHOSPHORICUM. También es un buen medicamento para pacientes con cefaleas, agotados y muy tristes. Están desanimados; no quieren ni salir de la cama. Mientras que Kalium phosphoricum mantiene cierto grado de irritabilidad, los pacientes que necesitan el ácido fosfórico se mostrarán apáticos, indiferentes a todo.
  • ANACARDIUM. Son pacientes indecisos y llenos de impulsos contradictorios. Sienten una sensación de pérdida brusca de la memoria y suele estar acompañada de dolores de cabeza. Sienten la necesidad de comer a cada rato porque es lo único que les mejora todas sus sensaciones.
  • IGNATIA AMARA. Es uno de los grandes medicamentos homeopáticos de la ansiedad que se somatiza en forma de espasmos: falta de aire con necesidad de suspirar o sensación de bola en el hueco del estómago o en la garganta, por ejemplo. Tienen un humor muy variable y síntomas muy paradógicos; les duele la cabeza con la música suave y están fenomenal en una discoteca. Tienden a hacer cuadros histeriformes y siempre mejoran con cualquier cosa que les distraiga. Son característicos los dolores de cabeza que describen como si tuvieran un clavo en un lado de la cabeza.
  • ARNICA MONTANA. Es el gran medicamento del dolor musculoesquelético. El paciente refiere tener todo el cuerpo dolorido, como apaleado. Puede acompañarse también de una sensación de cansancio más o menos intenso.
  • RHUS TOXICODENDRON. Es un gran complementario de Arnica. La persona que necesita Rhus siente un dolor articular acompañado de rigidez. Esta sensación se agrava al comienzo del movimiento, tras estar un buen rato inmóvil, y mejora según va moviéndose lentamente. El calor, en todas sus formas, también le mejora y en cambio es muy sensible al frío y a la humedad, que le agravan.
  • ACTEA RACEMOSA. Solemos usar este medicamento en los dolores del cuello y la parte alta de la espalda. Suelen referir también cefaleas occipitales frecuentes y es muy característico que tengan una sensibilidad dolorosa cuando se les presiona sobre las primeras vértebras dorsales, en la parte alta de la espalda.
  • DROSERA. Es uno de los medicamentos homeopáticos que con mayor frecuencia solemos usar en las toses residuales tras un proceso infeccioso de vías altas. La tos es seca, como un ladrido, y aparece en forma de quintas. Se agrava con el calor de la cama y tumbado, con lo que el paciente suele pasar muy malas noches a cuenta de su tos. El paciente cuenta que siente un cosquilleo en la garganta que le obliga a toser. También puede provocar la tos el hablar o beber.

Como digo, son tan solo algunos ejemplos de las posibilidades con las que contamos en homeopatía a la hora de ayudar a los pacientes de COVID permanente, desde un enfoque individualizado de toda su sintomatología y con medicamentos seguros que podremos utilizar en cualquier paciente, incluso en las mujeres embarazadas o en los pacientes polimedicados por sus múltiples patologías de fondo.

Estos medicamentos homeopáticos podrán combinarse entre ellos, si fuera necesario, según el cuadro que presente el paciente o combinarse con otro tipo de medicamentos con total seguridad.


  1. [https://www.semg.es/images/2021/Documentos/GUIA_CLINICA_COVID_Persistent_20210501_version_final.pdf

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