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Cómo tratar una quemadura de forma fácil, natural y homeopática

Seguro que muchos lectores llegan a esta entrada esperando encontrar una lista de medicamentos homeopáticos y pautas posológicas (y ciertamente los hay).

Pero en el orden de prioridades de un médico, primero deben ir (cuando sea posible) las intervenciones sobre hábitos, las recomendaciones higiénico-dietéticas y aquello que es más accesible (y por cierto fácil de cumplir) que un medicamento incluso si es homeopático. ¿Pueden estas otras medidas ser también “homeopáticas”?

Todo esto viene a cuento de un episodio ocurrido el pasado fin de semana, celebrando con algunos amigos, cuando me quemé un par de dedos de la mano mientras cocinaba. La reacción habitual de casi todo el mundo –y la recomendación oficial- es poner la quemadura bajo el agua fría para aliviar el dolor, y en efecto sí que consigue aliviarlo aunque desafortunadamente regresa con fuerza al apartar la mano del frío.

Algunos consejos que llegan de la “sabiduría” popular incluyen aplicar pasta de dientes, aceite, clara de huevo, etc. y en una breve búsqueda en internet todas ellas son rechazadas de plano por el colectivo médico-científico. Pero… ¿qué propone la homeopatía?

Desde la homeopatía se busca intervenir sobre la reacción del organismo y “acompañarla”: se le administra un estímulo que va “en la misma dirección” de la patología pero de menor intensidad, para adaptar y modular esa reacción de adaptación y reparación. Según esa regla, la quemadura se debería tratar con… ¡calor!

Es una observación que ya contó hace tiempo uno de mis profesores de homeopatía, y en aquel tiempo no me pareció creíble ni extrapolable. No cuadraba con mis ideas previas, pero aun así decidí intentarlo cuando tuve oportunidad, pero sin mucho éxito (lo cual confirmó mis ideas). Más adelante volví a encontrarme con textos homeopáticos en ese sentido, y que además aclaraban que debía usarse agua caliente pero que no quemara, y dejar la zona afectada en el agua hasta que ésta fuera recuperando la temperatura ambiente. Fui el primer sorprendido al comprobar que, de esta manera, el método sí que funciona. Claro, al principio el dolor no mejora (incluso empeora) pero en algunos minutos no sólo se alivia sino que este alivio persiste al retirar del agua la lesión, y en general, se evita la aparición de ampollas.

Por tanto, me lancé a aplicar agua caliente a mi quemadura, explicando a mis amigos que ese método es el mejor y que algunos cocineros lo usan como supe más adelante. Ante su incredulidad, se me ocurrió un ejemplo muy familiar: para pelar un tomate, lo más práctico es escaldarlo e inmediatamente ponerlo bajo el chorro de agua fría: ¿de verdad es eso lo que quieres hacer con tu piel? Claro que el síntoma se alivia, pero igual que se deprende la piel del tomate, facilitaremos que aparezcan ampollas en la nuestra.

Y por supuesto, si la quemadura es algo más grave o extensa, y tengo a mano medicamentos homeopáticos a base de los principios activos de Apis, Belladona o Cantharis, los incorporo al tratamiento y así aplico doblemente la Homeopatía: medidas físicas y medicamentosas.

Espero que os haya parecido curioso e interesante. ¡Y también espero los comentarios de los que, con prudencia, intentéis el método!

Aprovecho para lanzar un guante a nuestro compañero Gonzalo e invitarle a escribir un post sobre otra forma de abordaje “homeopático”, que aprendí con él… ¡la psicoterapia! Porque… ¿Cuándo le hemos dicho a alguien “¡Anímate!” y se ha puesto de mejor humor? ¿Cuándo le hemos dicho “¡Relájate!” y se ha tranquilizado? Pues quizás hay una manera más homeopática de ayudarle…

Seamos firmes, seamos suaves y seamos flexibles. Yo lo estoy intentando.

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8 Comments

  1. Avatar Alberto Espín el 29 septiembre, 2015 a las 10:57 pm

    Es verdad! Hace unos años nos llamaron a socorrer a un vecino que se había quemado el hombro, la cabeza y gran parte de una paletilla tras abrir el tapón del radiador del coche. La respuesta fue inmediata: corrimos a aplicarle paños con agua caliente y un ingrediente mágico. La escaldada había sido muy fuerte y los paños iban de la espalda al hombro y a la “calva”. Y así durante dos horas! al cabo de las cuales le enviamos a urgencias para que valoraran el daño. Lo enviaron de nuevo a su casa! no había casi rastro de la quemadura!. El ingrediente mágico? pues alcohol de 96º, el cual resultaba potenciador del efecto homeopático de los paños de agua caliente. Cabe anotar que la anestesia del agua caliente sobre la piel fue casi inmediata.
    Buen tema! que la homeopatía no es sólo “bolitas”. 🙂
    Felicidades por el blog, colegas! Salu2
    Albert

    • Avatar Gualberto el 2 octubre, 2015 a las 10:17 am

      Gracias Albert,

      Te confieso que cuando publiqué esta entrada no estaba muy seguro de la acogida que tendría… Como la homeopatía: ¡rompe esquemas hasta que se explica bien, o se prueba!

      Usar alcohol oficialmente también se desaconseja: el caso es que puede ser útil en algunas situaciones pero no en otras, según el tipo de piel y de quemadura (resultaría demasiado irritante y contraproducente). Lo aclaro paro los lectores y no para ti, que eres médico y sabes diferenciar unas situaciones de otras!

      Re-gracias por avalar con tu experiencia los resultados de esta forma de proceder, un abrazo

  2. Avatar Misi mu el 30 septiembre, 2015 a las 5:09 pm

    Yo hago dos cosas en caso de quemaduras en las que el quemado con una buena averia ha quedado muy agradecido despues del aceite hirviendo .
    1- Sumergirlo en leche y funciona .
    2- Cantharis con el que he visto autenticos milagros despues que se le cayo una bandeja de alitas de pollo ,directamente del horno a los brazos ,a la esposa de mi querido amigo Collin que es medico y se quedo alucinado .
    Asi es como su mujer empezo a ir a un medico homeopata al poco tiempo.
    Nunca mejor dicho: No hay mal que por bien no venga.
    Un saludo.

    • Avatar Gualberto el 2 octubre, 2015 a las 10:04 am

      Es sorprendente que tanta gente siga pensando que la homeopatía (la de los gránulos) actúa despacio teniendo ejemplos como estos para avalar que, además de eficaz, ¡es muy rápida!

      Respecto a la leche, me ha recordado cómo mi padres (médicos ambos, por cierto) me ponían yogur en la espalda y hombros quemados por el sol. La piel absorbía el suero del yogur, de modo que se nutría, y se entendía que además ayudaba a prevenir complicaciones infecciosas por las “bacterias buenas” que contiene (¡gracias, papá!)

      Un abrazo

      • Avatar Josue Castellanos el 24 febrero, 2021 a las 10:20 pm

        Así es amigo, Suele ser lenta en tratamientos crónicos ya que es toda una metodología y toma del caso clínico que se sigue, pero en casos agudos es muy rápida e igual de eficaz. Saludos

  3. Avatar Gonzalo Fernández el 5 octubre, 2015 a las 8:00 pm

    Estupendo post Gualberto! Y como el comentario que estaba haciendo era muy largo y creo que puede ser útil lo mando en otro post…
    Ah, y el guante también lo recojo (no soy nadie recogiendo cosas jeje, que diría mortadelo) y escribo sobre ello…
    un abrazo

  4. Avatar Misi mu el 7 octubre, 2015 a las 3:47 pm

    Gualberto, lo aprendí de una señora sudamericana, no me preguntes el país, no me acuerdo. Ella solo me dijo que la leche quita el fuego.
    Un saludo.

  5. […] seguir leyendo […]

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